martes, 12 de abril de 2011

El grupo de trabajo

En la última clase, entre otras cosas, tratamos la importancia del grupo de trabajo en los procesos de innovación y, más específicamente, como fundamento de la comunicación, uno de los elementos esenciales para cualquier tipo de proyecto innovador.

Como ya tuvimos modo de debatir a lo largo del curso, el tamaño ideal para un grupo es superior a los tres participantes, para que las dinámicas internas y las aportaciones puedan ser más ricas respecto a lo que ocurre entre parejas o tríos.

A parte de estos factores, para que un grupo pueda crear espacios de colaboración fructíferos, hemos destacado unas cuantas técnicas y valores que se tienen que poner a la base de cada interacción. Esta premisa me parece oportuna para después hacer un paralelo con nuestra vivencia en la clase.
Brevemente, si queremos un grupo exitoso, cabe recordarnos de:
  1. compartir una memoria de grupo. Es decir, dedicar los primeros veinte minutos de cada reunión a recordar la experiencia madurada en las ocasiones anteriores y el conocimiento común. Cuidando este aspecto se consigue, por un lado no perderlo y por el otro consolidarlo.
  2. tener en cuenta un sistema de valores, desarrollar elementos comunes para generar espacios de colaboración y permitir a las personas del grupo identificarse con él.
  3. tratar con positividad el trabajo y las aportaciones de los demás. Esto significa destacar en un principio los puntos buenos, para luego pasar a los que se quieren criticar. Esto es útil para respetar las capacidades de los demás.
  4. planear un ciclo de trabajo que no sea demasiado largo y caótico. Se sugieren unos veinte minutos de labor analítica (recuperar la memoria), quince de desarrollo de nuevas ideas y cinco para asignar las tareas individuales. De éstas últimas se irá ocupando cada miembro en el tiempo que queda hasta de la próxima reunión.
Respecto a cuanto dicho, es apropiado proporcionar una experiencia interesante que estamos viviendo personalmente sobre nuestra piel. Sí, porque lo que ha explicado el profesor no nos quedaba totalmente desconocido. De hecho, desde el principio esta práctica grupal fue la manera de trabajar que nos brindaron los docentes Roberto y Omar.

En el primer caso, a través del desarrollo personal de un proyecto innovador, podemos experimentar las fases que lo componen. Es decir, no es sólo teoría lo que se nos presenta. Al contrario viviendo la manera propia en la que se hacen pruebas, podemos conocer y desarrollar nuestra propia teoría.
En el segundo caso, hemos partido de una explicación general de la innovación, desde sus orígenes, para llegar hasta el particular. O sea, experiencias de innovación social especificas y adaptadas a cada contexto local. La manera de trabajar en ambos contextos ha sido la grupal y la práctica. Al principio de cada clase dedicamos un tiempo a la memoria del grupo, sucesivamente a las nuevas ideas, a escuchar las aportaciones de cada uno y al mismo tiempo compartimos un sistema de valores que nos hace protagonistas de nuestro grupo.

Concluyendo, esta manera de vivir, lo que se está estudiando me parece muy oportuna y dinámica respecto a una mera clase. Construyendo nuestra propia experiencia seremos capaces de volver a aplicarla cuando sea necesaria y de desarrollar nuestro propio trabajo.
Se nos está enseñando un método de trabajo con diferentes aplicaciones del mismo y esto resulta más efectivo que leer un libro.

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