lunes, 17 de marzo de 2014

La sociedad del postfordismo. Observación de la reunión del 12 de marzo



Textos de LIPIETZ y COCCO

El Fordismo cae en crisis en la década de los 70, para ello se promueven básicamente dos salidas: por una parte la flexibilización de los contratos salariales y por otra el desarrollo de relaciones horizontales, es decir, la implicancia negociada. Bajo esta perspectiva la fábrica deja de ser el eje central de producción y se da paso al surgimiento de una fuerza productiva diversa. Hay un cambio en el sistema social a partir de la base laboral.

El posfordismo analizado desde una gran división geográfica: Asia, Europa y América (con sus respectivos centros: Japón, Alemania y Estados Unidos), se divide entre flexibilización e implicancia negociada. Alemania y Japón obtienen mejores resultados al tomar la implicancia negociada como alternativa, a diferencia de Estados Unidos que se apoya en la flexibilización de los contratos salariales. Es así como esta potencia norteamericana comienza a debilitarse en la época posfordista.

En el posfordismo se intenta promover un modelo sostenible de producción y desarrollo, permitiendo así la acción y presencia de pequeños productores, pequeñas empresas (como abastecedores del mercado), se manifiesta un aparente desarrollo social basado en el reconocimiento del sujeto colectivo y la humanización de la clase trabajadora (el trabajador como persona y no como robot).

A pesar de que los modelos alternativos que los países industrializados han tomado para superar la crisis del fordismo consideren diversos factores, como la innovación tecnológica, no consideran del todo el factor social, específicamente en la figura del trabajador. Además cierran permanentemente las posibilidades de desarrollo de los países no industrializados.

Se puede afirmar entonces que no se ha optado, ni desarrollado, un modelo  que sea del todo benéfico para la sociedad, al ser el capitalismo el sistema dominante en todos los modelos. Del Fordismo al  Posfordismo hay un cambio que significa inevitablemente el paso de lo rígido a lo flexible. Esta nueva flexibilidad del posfordismo no implica exclusivamente ventajas, se asocia a él la incertidumbre y el debilitamiento de la proyección de la sociedad.

La peor cara de las relaciones laborales posfordistas se puede apreciar en el carácter quebradizo e incierto de la vida laboral, lo que se traduce en la escaza posibilidad de elaborar un proyecto de vida. Se pierde el horizonte en términos de buscar un modelo basado en la protección social.

El posfordismo es un estado de riesgo que ha impuesto unas nuevas reglas de juego, donde nuestra fuerza de trabajo en la organización de la producción está definiendo nuestras vidas. Es un cambio en las estructuras donde pareciera ser que la premisa fundamental para enfrentarlo es la adaptación.

(Observación: Julio Rubilar)

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