miércoles, 20 de marzo de 2013

Iniciativa local y desarrollo


Iniciativa local y desarrollo: respuesta social a la globalización neoliberal, de Juan-Luis Klein.


                                                                                                       PRÁCTICA II

El texto que nos disponemos a analizar tiene como marco de referencia las teorías localistas, que explican el deseo de ver en el panorama sociológico de desarrollo una nueva perspectiva que reformule la manera de lograr el desarrollo de un área. Hasta este momento, las teorías predominantes apuntaban a la necesidad de un desarrollo de base global; las teorías localistas, en cambio, piden un cambio y se contraponen a esta idea observando la importancia de aplicar los recursos locales al esfuerzo encaminado a que una región prospere.
De este modo, el autor explica cómo existen en la actualidad muchos autores y muchas teorías que tratan de dar cuenta de estas nuevas teorías y, para ello, comienza explicando el concepto de desarrollo local, que a pesar de ser primordial en el análisis de las ciencias sociales, fue ocultado con el auge de las perspectivas keynesianas y del concepto de desarrollo regional. El desarrollo local, por tanto, podría definirse como la identificación y el aprovechamiento de los recursos y potenciales de una comunidad, barrio o ciudad que, aplicados de la manera adecuada, pueden dar lugar a un desarrollo a mayor escala.
El autor explica, además, cómo este modelo encuentra su edad dorada cuando los modelos keynesianos y el Fordismo entran en crisis (años 70).

En segundo lugar, se trata también de dar cuenta de la importancia de que este desarrollo local tenga una tendencia ascendente, lo cual constituye una perspectiva novedosa. Esta tendencia se basa en la creencia de que todo espacio local (en cualquiera de sus formas: ciudad, barrio, región, distrito, etc.), constituye la base a partir de la cual se generan iniciativas que darán lugar a un desarrollo económico que hará partícipe a toda la sociedad civil, lo cual implica que será llevado a mayor escala. Una idea interesante que parte de esta nueva perspectiva es que, ahora, los gobiernos se deshacen de la responsabilidad del desarrollo trasladándola a actores de la sociedad civil como organizaciones, asociaciones, grupos de presión, beneficencia, etc., de manera que el Estado ya no es el único actor del desarrollo, sino un mero partner.

En tercer lugar, el autor plantea las diversas maneras en que esta nueva perspectiva del desarrollo desde posturas locales se puede aplicar a la vida real, es decir, la manera en que se estructurará la sociedad para dar cabida a esta perspectiva de desarrollo local que resulta, cuanto menos, innovadora. Estas nuevas acciones locales y territoriales servirán de referencia a las acciones políticas y económicas de desarrollo local, de manera que encontramos cuatro enfoques: el enfoque productivo, el enfoque de la innovación, el enfoque político y el enfoque social.
El primero de estos enfoques, el productivo, explica que poniendo en práctica sistemas productivos locales -basados en la integración local de empresas y actores socio-políticos-, se reacomodan geográficamente las empresas y los actores en torno a una misma rama de producción, especializándose y centrándose en los recursos del territorio. Con esta relación de proximidad espacial, innovación y dinamismo socio-económico, las leyes de gobernanza se adaptarán a este nuevo espacio local y los beneficios serán mayores.
En el segundo enfoque, el de la innovación, remite a procesos novedosos que no se hayan aplicado antes, de manera que también mejore la productividad. Esto se consigue mejorando las relaciones entre productores y consumidores, entrando en una espiral de cambio e innovación que reporta beneficios para empresas privadas, instituciones públicas, centros de investigación, etc. Así, entendemos que el aprendizaje no es una cuestión únicamente científica sino también social, es decir, que el progreso tecnológico depende en gran parte de la acogida de la sociedad en el que se ve inmerso y que, por tanto, depende de los actores locales donde quiera desarrollarse.
El tercer enfoque, el político, se basa en primera instancia en unas "coaliciones locales de crecimiento", siendo "coalición", el conjunto de redes formales e informales estructuradas entre los actores públicos y privados de una entidad territorial. Si estas coaliciones son estables y sus componentes están bien cohesionados, de manera coherente y estable, seguramente las reestructuraciones económicas que se den en un territorio delimitado y concreto, tendrán buena acogida.
Por último, el enfoque social habla del sentimiento de pertenencia a un territorio concreto, es decir, del apego cultural y emocional que se desencadena hacia una región en concreto. Según este enfoque, este sentimiento puede crear espacios comunitarios adaptados a la sociedad moderna que se centren en el desarrollo de su propia localidad y que desarrollen, por tanto, acciones encaminadas a reconciliar la economía y la sociedad. Esta realidad, si bien difiere de la que se da en otras ciudades o territorios, puede verse favorecida en todos los casos si hay una cierta unidad a la hora de formar asociaciones tanto para la producción de bienes y servicios como para su disfrute.

Estos cuatro enfoques convergen en dos puntos:
  • lo local sólo se puede definir según su interrelación con las redes globales.
  • los actores locales se sienten identificados entre sí gracias a su identidad territorial común, que se ve exacerbada en su confrontación con el concepto de la identidad global (sin el cual, como hemos dicho, no existiría).

En cuarto y último lugar, el texto de Klein se centra en mostrar cómo la acción local y el territorio se conjugan para dar lugar al desarrollo. Tal y como expresa el autor, "la importancia de la acción colectiva y de la movilización social, siendo local, va mucho más allá de lo local" porque la puesta en acción de estas nuevas prácticas, si se realiza de manera continuada y no sólo como respuesta puntual a una crisis determinada, puede dar lugar a la movilización de los activos -endógenos y exógenos- que promoverá la dinámica cíclica de desarrollo que se persigue. Así, siguiendo una serie de etapas, se consigue dar lugar a un desarrollo cuyos efectos irán más allá de lo local:

1. los actores se aseguran la viabilidad del proyecto.
2. se lucha por la realización del mismo (con ayuda de otras organizaciones), creando un sentimiento de lucha colectiva que favorece la unión de los actores.
3. la solidaridad creada se enfoca a los actores locales para que se fijen en lo que los une y no en lo que los desune.
4. se desarrolla una conciencia colectiva delimitada a su territorio.
5. las instituciones se fijan en estos grupos con conciencia colectiva tan sólida y lanzan nuevas iniciativas y proyectos.

El desarrollo territorial comenzó de manera novedosa pero ha terminado siendo un marco de referencia para las políticas públicas de intervención en el territorio. Si estas colectividades territoriales disponen de recursos suficientes, esta nueva conciencia les permitirá desarrollar al máximo estos recursos para extraer los beneficios suficientes que supondrán el desarrollo para su región. Según palabras de Fontan, Klein y Lévesque, "Es necesario poner en práctica modalidades estratégicas de gobernanza amplias e incluyentes, adecuadas al cambio y a la conversión económica, que articulen lo productivo y lo social en una perspectiva de economía social y solidaria". Esto es importante porque en ocasiones se pierde la perspectiva y entra en juego la competencia entre colectividades locales de un mismo país, de manera que se pierda de vista el objetivo último de lograr el desarrollo. En este sentido, hay que perder la visión localista y sustituirlo por una perspectiva más global, siempre teniendo en cuenta que el desarrollo ha de darse en beneficio de la colectividad, nunca a sus expensas.

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